viernes, 15 de abril de 2011

Comienzo


¡Hola visitante! No quería comenzar mi modesta andadura en este blog sin antes contar que mi edificio tiene las paredes de papel. Como todos los edificios, me dirás. No, te equivocas. Mis paredes son… ¿cómo explicarlo? ¿Conoces esas típicas casas japonesas que salen en las películas en las que las paredes están literalmente hechas de papel? Pues así es mi edificio. Aunque no tiene ni tatamis, ni futones, ni bonsáis, ni bambús. Sólo paredes de papel. De todos los apartamentos que componen mi edificio, el mío es el más luminoso. Y de todas las estancias que componen mi apartamento la que más me gusta es mi habitación. Mi habitación es…pues una habitación normal. Eso sí, el papel es de color azul, mi favorito. Lo que menos me gusta de mi habitación es mi vecino de al lado y lo que más esa gran ventana que enmarca la pared. Desde allí veo parte de la ciudad y del monte y más allá, el mar, así que, a mi me parece perfecta  ¿no crees visitante?
Pues  bien,  como iba diciendo, las paredes son de papel lo que hace que, aún sin querer, escuche todo (absolutamente todo) lo que hace mi vecino de al lado. No creas que me molesta demasiado, visitante. Cada noche mi vecino visiona una película diferente. Películas normales, de las que una noche fría cualquiera podemos ver tú y yo. Y eso hace que durante el día me abstraiga pensando ¿qué película verá hoy? Porque yo, también la veo. ¿Recuerdas que te dije que mi habitación tenía una gran ventana? Pues la suya también, y cuando en estas frías noches la abre, puedo ver el reflejo de la pantalla en el cristal si me asomo un poquitín desde la mía. Así es como yo veo cine. Otras noches, también sin yo querer, le oigo hablando por teléfono. Mantiene conversaciones sobre libros con….no sé quién la verdad. Creo que es una chica, pero no estoy muy segura y tampoco quiero estarlo. Es que, ¿sabes? No conozco a mi vecino. Quiero decir, le escucho hablar, veo lo que él ve, conozco sus costumbres…pero en realidad, nunca le he visto.  No sé de qué color son sus ojos, si le brillan cuando sonríe, si se rasca la cabeza cuando piensa o bien tamborilea con sus dedos la mesa, si le gustan más los espaguetis o los macarrones o por el contrario ni siquiera le gusta la pasta, si arquea una ceja cuando algo le sorprende, si le gusta el olor del mar… En fin, ya me entiendes visitante. El caso es que, cuando escucho que recomienda un libro…voy corriendo a la librería a comprarlo. No sé, me gusta pensar que él ha paseado sus ojos (esos ojos de un color que desconozco) sobre las mismas palabras que yo leo. Intuir lo que ha sentido. Sí visitante, llámame sentimental.  
Así que, para él va este blog. Para mi vecino de al lado que ojalá algún día navegando por este mar que es internet descubra esta página, se reconozca en las películas y libros que comento y por fin, rompa este papel azul que nos separa.
Y gracias a ti, visitante, por leer estas palabras que ahora escribo.

Aurora Lejana