viernes, 21 de diciembre de 2012

"SUSURROS DE INVIERNO", Antología de relatos romanticonavideños.

    Como algunos ya sabréis, decidí aportar modestamente mi granito de arena en la inciativa que organizó Marie April  del blog  KISSABOOK .Pues bien, hoy 21 de Diciembre, día del fin del mundo ha dado a luz "Susurros de invierno", un ebook gratuito con relatos sobre la navidad escrito por varios autores (entre los que me incluyo, en-qué-estaría-yo-pensando-oh-dios-mío) que podéis descargar gratuitamente desde este enlace: "Susurros de invierno"

    Por mi parte he de decir que me decidí a escribir un relato para contribuir en el ebook con la esperanza de que una parte de mi se vea reflejada en él, y poder enviárselo (aún no sé cómo) a mi vecino de al lado. Ya sé que en mi piso azul no tenemos ni chimeneas ni jardines...pero sólo me bastaría con que estuvieras aquí conmigo para ser feliz. Ojalá lo leas.


UN INVIERNO MÁS 


Cuando el último copo de nieve golpeó mi ventana, supe que había pasado un invierno más. Y te recuerdo aquel otro glacial invierno, el primero que estuvimos juntos, cuando te regalé aquella bufanda a rayas que años más tarde me confesaste que odiabas. Fue el año en que no nevó pese a tus insistentes miradas a la web del tiempo y mientras me jurabas y perjurabas que sí lo haría. Yo me reía diciéndote que no tenías ni idea. Y así lo fue. Aquel, fue un año terrible. 

¿Recuerdas el frío que pasó aquel presidente negro mientras era investido en Washington? Tú me decías que preferías estar mil veces conmigo delante de una chimenea con un fuego rojo, tanto que te lloraran los ojos, que ser el centro del mundo en esos momentos. En la tele sonaba un discurso cuando me besaste por primera vez, con ese sabor a té recién hecho temblando en tus labios. Con mucho limón, como a mí me gusta. ¿Y no sonaba de fondo el “Back to black”? No me hagas mucho caso, ya sabes cómo me gustan los detalles. Y pareció una premonición porque unos meses más tarde se congregó un grupo de poderosos que tenía que reunir un montón de dinero para ayudar a los países con mayores dificultades ante la crisis… y que al final no quedó en nada. Pero a nosotros no nos importaba. Sólo teníamos que estar juntos, disfrutar el uno del otro y dejarnos llevar como aquel avión sobre el río Hudson. Tan raro como un eclipse lunar. 

Y con ese brindis tan lleno de futuro y de esperanzas, con tus gafas apoyadas en la frente y con tus prisas, acabó aquel invierno. Frío por fuera y caliente por dentro. 

El año siguiente te sentías algo frágil. Mientras yo pintaba las paredes de nuestro hogar, tú te ibas mudando de habitación a habitación para que no te molestara. Reconozco que me enfadé contigo porque esas cosas teníamos que hacerlas juntos. Como poner el árbol de navidad aquel diciembre algo a lo que tú te negaste rotundamente porque no te encontrabas bien. No pasaba nada mientras cada noche me acariciaras y abrazaras para que durmiera tranquila al calor de tu cuerpo. Y me recuerdo por aquel entonces tan llena de vida, que parecía que iba a explotar. Como aquella niña dada a luz en esa patera una fría mañana. Agarrándose a una vida que la quería fuera, que no la deseaba. Te lo comenté esa misma noche, de espaldas a ti, mientras recogía la cena y tú te tomabas un Patxarán y mirabas por la ventana las estrellas que, lejanas, te iluminaban la mirada. Por un instante. Sé que me comentaste algo sobre documentación. Una idea. Yo sólo quería que se detuviera el tiempo y estar siempre así. En ese invierno que se tornaba tan cálido para nosotros. En esa noche en la que te levantaste rápidamente, derramando algo de tu bebida sobre la mesa, me abrazaste por la cintura y al oído me susurraste: “I've never seen you looking so lovely as you did tonight, I've never seen you shine so bright”.

 El último invierno no pudiste más. Mientras ibas pasando hojas, observaba de reojo las espirales de humo que formaba el cigarrillo que con aire distraído te fumabas allí, al pie del escritorio. La televisión daba noticias sobre el cambio climático. Algo sobre una reunión en Durban de hacía un mes para prorrogar el Protocolo de Kyoto. Y este era el invierno más cálido en no sé cuántos años. Tenían razón aunque en nuestra casa estaba siendo el más frío. Y no te estabas enterando. Seguías inmerso en una historia que yo no entendía porque no era la nuestra. No éramos tu y yo. Era otra gente, en otro contexto, lejos de aquí…tan lejos que ni los sentía. Pero tu te empeñaste en que después de esa navidad todo sería diferente. Otra vez habría un fuego rojo intenso encendido en nuestra chimenea. Otra vez se llenarían de vaho las ventanas de nuestra habitación tan vacía desde hacía ya algún tiempo. 

 Ese año no hubo brindis con prisas. Tampoco canciones sonando de fondo. Ni ruido de televisiones. Sólo un frío intenso recorriendo mi cuerpo la mañana en que descubrí que ya no estabas, que te habías ido dejándome allí, en esa casa con jardín en el que no recordaba las flores que después de cada invierno volvían a florecer. 

El 31 de diciembre me sorprendió de pie, delante de su escritorio. Con cada campanada una hoja de su relato caía al suelo mientras yo me hacía más y más pequeña. Sólo era la historia de un escritor que estaba tan metido en su mundo que su mundo lo engulló. Y fue leyendo su cuento cuando el último copo de nieve golpeó mi ventana, y supe que había pasado un invierno más… sin ti.

 Aurora Lejana

sábado, 8 de diciembre de 2012

PREMIOS LIBROS Y LITERATURA 2012


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Pues sí, al final me he decidido a participar en el concurso de Libros y Literatura  que elige las mejores reseñas publicadas este año y así de paso promover los blogs. Se sortearán suculentos premios tanto si administras un blog como si  das el voto una vez abierto el plazo que va desde el  10 de diciembre de 2012 hasta el 1 de enero del 2013. 

Después de estar repasando las reseñas que he publicado desde que tengo el blog me he decidido por la de "Misión olvido" de María Dueñas 

Desde aquí desearos mucha suerte a todos y agradecer esta iniciativa que otro año más lleva a cabo "Libros y Literatura"...¡Ah! Y no os olvidéis de votar...por ejemplo a mi :D


P.S: También quiero agradecer a Xavier Beltrán del blog Tras la lluvia literaria su enorme ayuda, ya que sin él no hubiera sabido poner el banner y no hubiera podido concursar. ¡Gracias!

martes, 4 de diciembre de 2012

"ALGÚN DÍA ESTE DOLOR TE SERÁ ÚTIL", de Peter Cameron

    Como no sólo de mi vecino de al lado vivo yo y puesto que PriceMinister me ha obsequiado con éste ejemplar (muchas gracias desde aquí), en esta ocasión voy a dejarme de historias para no dormir y me dedicaré a hacer una reseña "normal". Que ya era hora.



"James Sveck, el narrador de esta novela, es un adolescente inteligente y precoz, ha terminado el colegio y durante el verano trabaja en la galería de arte que su madre tiene en Manhattan y en la que casi nunca entra nadie. Pese a haber sido admitido en la prestigiosa Universidad de Brown no está seguro  de querer ir; lo que de verdad le gustaría es comprarse una casa en el campo y pasarse el día leyendo, sin ser molestado; detesta relacionarse con la gente de su edad, a la que evita y con la que piensa que no tiene nada en común".

    "Algún día este dolor te será útil" no es una novela normal. Aunque lo aparente. Me refiero a que es sencilla de leer (aunque muy detallista), tiene un prosa muy ágil y no agrega elementos de sorpresa.  Cuenta la vida de James durante el mes de Julio de 2003, a modo de diario, aunque el protagonista dará pequeños saltos en el tiempo como si fueran aclaraciones, gracias a los cuales, podremos entender o por lo menos acercarnos, al comportamiento de este chico. Así conoceremos, por ejemplo, que la soledad es una necesidad básica para James.

    Durante este mes, el protagonista nos mostrará cómo transcurren sus días entre la gélida galería de arte adquirida por su madre tras su segundo divorcio "porque quería hacer algo" y su casa, habitada por su madre y por una hermana universitaria que sólo habla de teoría lingüística influida por su pareja, profesor universitario y casado. Mientras, lucha por evitar un futuro en la Universidad de Brown.

    Y en medio de este ambiente tan desestructurado, con un padre que sólo piensa en el trabajo y una madre que ya va por su tercer divorcio, James nos cuenta cómo el año en que sus padres se separaron lo enviaron a un campamento de vela de esos que supuestamente reforman a adolescentes con graves trastornos mediante los milagros del duro trabajo físico y las glorias de la naturaleza. Con un lema que rezaba: "Sé paciente y resiste: algún día este dolor te será útil". Este pequeño detalle nos muestra qué filosofía envuelve al protagonista en particular y a toda la novela en general.

    Años después y con  este episodio como telón de fondo, los padres de James se ponen de acuerdo para que éste acuda al psiquiatra. Y será durante sus hilarantes conversaciones con la doctora Adler, cuando nos muestre su verdadera naturaleza: la de un chico cuyos padres definen como un antisocial que tiende a la soledad.

     Y es que esta novela quiere poner el énfasis en que: no es James el inadaptado social, sino que es más bien al revés. Es el mundo el que no se adapta a él. Hay quién opina que la novela tiende al negativismo más profundo y que por eso es  difícil de entender. Para mi, el libro es un canto a la esperanza. James no quiere ir a la universidad porque prefiere aprender solo, tiene miedo a no volver a encajar en la sociedad. Hubo un hecho en concreto que provocó su aislamiento y su pérdida de la adolescencia. Un suceso trágico que conmovió al mundo como lo hizo el 11S y que él vivió muy de cerca aunque en la novela no llegaremos nunca a enterarnos de que le sucedió exactamente. 

    Ante todo es una novela de autodescubrimiento del protagonista que no es fácil de digerir. Por eso es tan sumamente recomendable, por esa lucha contra una sociedad pesimista por naturaleza.

    Pero la novela no es sólo angustia, ya que el autor ha sabido adornar con toques de un humor ácido y sarcástico algunos pasajes del libro. Pero sin pasarse.

    Y si quieres saber más: léela. Ya me contarás.

    
    



domingo, 2 de diciembre de 2012

¿HAY ALGUIEN AHÍ FUERA?, de Marian Keyes

    Hace unos días pasó por mi piso azul mi vecina del otro lado. pero no del otro lado del más allá sino del otro lado, pero de este. Quiero decir visitante, la que vive a mi izquierda. El caso es que a ella (que es un completo terremoto) le encanta Marian Keyes y siempre anda diciéndome que necesito hacer terapia ayudada por esta autora.  No sé qué narices verá en mí, para que piense que necesito terapia ¿tanto se nota la locura por mi vecino de al lado? ¿sabrá ella algo? Total, que me prestó "¿Hay alguien ahí fuera?" Dice que necesito salir más de mi habitación azul. Y yo... no sé, no sé.

    Cuando leí el título de la novela no tenía ni idea de por dónde podrían ir los tiros y la verdad es que me sorprendió bastante. Desde luego con un título que por lo menos a mí se me antoja tan amplio podía referirse a cualquier cosa y resultó tratar al final sobre un tema más bien delicado y del cual no tengo una opinión clara al respecto.

    Es decir, una de las tramas de la novela gira entorno al mundo del espiritismo, exactamente sobre la existencia o no de espíritus. Mientras leía el libro tenía como una especie de necesidad de que la protagonista creyera cuando yo ni siquiera sé muy bien como definirme ante este tema. Tenía la esperanza, como la protagonista, de que tenía que pasar algo a la fuerza, y eso hizo que me planteara mi postura ante este tema. Más bien: ¿qué pienso yo acerca de los espíritus?

    Si preguntas a cualquier persona de tu alrededor, visitante, probablemente te diga que no cree pero ¿por qué no? Para mí, esto es como las supersticiones. No soy supersticiosa pero evito pasar a toda costa por debajo de una escalera. Por si acaso. Entonces ¿esto me convierte en supersticiosa? Pues con el espiritismo me pasa exactamente igual. No creo... pero ¿por qué no puede existir algo? A lo mejor hay un montón de señales a mi alrededor y yo no hago más que pasar de ellas una y otra vez. ¿Acaso no es la energía la fuerza del mundo? Pero, atención a mi sabiduría al respecto (nótese la ironía), la energía ni se crea ni se destruye, sólo se transforma ¿y hacia dónde va la energía cuando uno muere?

    Cuando mis abuelos paternos murieron yo era pequeña y recuerdo que mi madre me decía que me estarían mirando desde el cielo. Pues eso a mi más que tranquilizarme, me ponía nerviosa. Sobre todo cuando hacía alguna trastada. Ahora que se supone que soy mayor no creo que me estén vigilando (mi vida fuera de mi habitación azul es muy aburrida. Y dentro también) pero entonces ¿por qué cuando visito su tumba les hablo? ¿o al final va  a resultar que hablo conmigo misma? 

    En fin, es un tema muy delicado el que trata la novela, cuya sinopsis es:

"Anna es responsable de prensa de una prestigiosa marca de cosméticos en Nueva York. Tras sufrir un accidente en el resulta gravemente herida, ha de volver a casa de sus padres, en Dublín. Allí sus padres la cuidan, se encuentra de nuevo con sus hermanas... pero ella sólo puede pensar en volver a Nueva York. Volver a Aidan, su marido, del que no tiene noticia desde el día del accidente... El reencuentro con su increíble familia, el contacto con el mundo del espiritismo y la descripción del ambiente publicitario neoyorquino configuran las líneas maestras de esta agridulce comedia" 

    Cada vez que me reencuentro con alguna de las hermanas Walsh, me da una alegría. Me encanta saber de ellas, de sus vidas... Casi puedo decir que esta serie de Marian Keyes son una apuesta segura ya que por ahora no me ha defraudado ninguna. La capacidad que tiene esta mujer de mezclar temas como las drogas, el alcohol, el abandono, etc. añadiéndole ese toque de humor tan característico en ella...es que me fascina.

    En esta novela en concreto trata sobre el tema de la superación ante un hecho trágico para la protagonista que le impide ser optimista y salir adelante. Esa manera en la que Anna va superando muy poco a poco y no sin esfuerzo, los pequeños baches de su vida cotidiana gracias a la familia (me encanta la historia de Helen...y la de la madre ¡esta mujer se merece una novela para ella sola!), los amigos...pero sobre todo gracias a ella misma.

    Como siempre, los personajes están muy bien perfilados. No hace falta que la autora nos especifique la vida de cada uno para que en pocas palabras los podamos "calar".

    Y sobre todo: esa manera de no dejar que la protagonista sea una víctima del hecho trágico al que se tiene que enfrentar. Porque Anna es una superviviente. Si es que ya tenía ganas de una novela así...

P.S: Espero que mi vecina del otro lado se dé cuenta de que le estoy pidiendo a gritos más novelas de Marian Keyes. Sin terapia, por favor.

P.S2: ¿Estará mi vecino de al lado ahí fuera?
   

miércoles, 14 de noviembre de 2012

"MALDITO KARMA", de David Safier

    Sentada en mi cada, con las piernas cruzadas y pensando en nada, me sobresalté por un fuerte golpe seco proveniente de la habitación de mi vecino de al lado. Un golpe seguido de un sonoro: "¡Maldito Karma!". Acto seguido se encendió una bombilla luminosa sobre mi cabeza (metafóricamente hablando, claro) y decidí leer la novela de David Safier ya que últimamente se está hablando tanto de él por su último libro titulado "Una familia feliz".

    Para empezar diré que desgraciadamente no soy muy creyente (por no decir nada). Hay un montón de cosas que desconozco, entre ellas la naturaleza del ser humano y como no sé si existe un dios (lo escribo en minúscula porque puede ser cualquier dios) o no pues hace tiempo decidí ser agnóstica. Lo que viene siendo el tan famoso: No sabe/No contesta, siempre tan recurrente cuando te hacen alguna encuesta. Y no creas visitante que es por no mojarme, qué va, es que simplemente, no sé.

    Me vienen a la cabeza recuerdos de cuando tenía 6 ó 7 años y cursaba la asignatura de  Ciencias de la Naturaleza en el colegio y catequesis para hacer la Primera Comunión. Resulta que en naturales el profesor decía que procedíamos del mono y en catequesis que descendíamos de Adán y Eva. ¿Y qué hacía yo? No pensar. Llegaba un momento en el que me bloqueaba tanto que me negaba a seguir pensado (aún hoy, me pasa todavía con algunas cosas). Sólo porque no entendía. Porque nadie era capaz de responderme a la pregunta: entonces qué, ¿cuáles son mis antepasados? Como respuesta, por mi parte le concedí el regalo más maravilloso que podía hacerle a mi madre: la Primera Comunión. Al año siguiente,con 8 añitos y  rauda como el viento, decidí apuntarme a la asignatura de ética con la consabida reprimenda de aquélla que un día me dio la vida.

    Y digo todo esto porque lo único que me ha enseñado "Maldito Karma" es que el Budismo es la única religión que no te castiga si no eres creyente. Y esto, la verdad visitante, es que suma muchos puntos a mi rango de religiones.

    De todos modos, como soy tan temerosa por todo, siempre he pensado que cuando estuviera en mi lecho de muerte, me arrepentiría en el último momento y así iría al cielo. Es decir, podría tener una vida de "libertinaje"... y luego disfrutar de un paraíso lleno de felicidad. ¿Qué te parece, visitante?

    Y resulta que la sinopsis de "Maldito Karma" es:

La presentadora de televisión Kim Lange está en el mejor momento de su carrera cuando sufre un accidente y muere aplastada por el lavabo de una estación espacial rusa. En el más allá, Kim se entera de que ha acumulado mal karma a lo largo de su vida: ha engañado a su marido, ha descuidado a su hija y ha amargado a cuantos la rodean. Pronto descubre cuál es su castigo: está en un agujero, tiene dos antenas y seis patas… ¡es una hormiga! Kim no tiene ganas de ir arrastrando migas de pastel. Además, no puede permitir que su marido se consuele con otra. 

Sólo le queda una salida: acumular buen karma para ascender por la escalera de la reencarnación y volver a ser humana. Pero el camino para dejar de ser un insecto y convertirse en un ser bípedo es duro y está plagado de contratiempos.

    Pues bien,  hay por ahí quien dice que soy una persona susceptible. Puede ser, no voy a ser yo quien diga lo contrario. Pero, ¿de verdad nadie se ha sentido ofendido/a con ninguna parte de esta novela?

    Hay una frase que me ha llegado al corazón. Cuando a la protagonista, reencarnada en conejillo de Indias, pretenden someterla a unas pruebas para un ensayo sobre la diabetes. Bien, el autor pone en boca de su protagonista lo siguiente:

"... ¿iba a dejar realmente que me torturaran hasta la muerte por una serie de gente que se había pasado la vida hinchándose a dulces?"

Me puedes decir visitante, que no he entendido nada. Pero ¿en serio? (Are you fucking kidding me?, que dirían los ingleses). No, espera, ¿de verdad? ¿a eso se reduce la diabetes? Pasmada me hallo. Las personas que sufren esta enfermedad deberían leerla. Es más, debería enseñarse en el colegio como definición de diabetes. Las personas que la sufren o los familiares de las personas que la sufren,pondrían el grito en el cielo ante esto.

    Bueno, después de este pequeño  gran bache, seguí leyendo...para encontrarme con perlas como:

"... mujer extraordinariamente gorda que, aunque con papada, tenía una cara afable..."
Haciendo auto-stop: "... ningún conductor paraba por una mujer obesa..."
En el autobus: "...¿Tiene dos billetes? Bueno usted está muy gorda y no puede sentarse nadie a su lado..."
"...Alex se separó de mis labios regordetes (<< regordete>> es una manera agradable de describirlo)..."
"... le estreché contra mi cuerpo sudado de luchadora de sumo..."
"... ínfimas cualidades de mujer de bandera..."

    Es como si ser gordo fuera malo. No se merecen nada: ni amor, ni cariño...y encima huelen mal. Y  hay momento en los que insultaban a la protagonista y ella se callaba porque es como si pensara que tenían razón.

    Y así un montón de descripciones donde se detalla lo horrible que es ser gordo en esta sociedad. Y la verdad es que a mi no me hace gracia.

    Podría decir que es una novela que se lee rápido, que es sencilla, que tiene unos diálogos muy conseguidos, que en las reencarnaciones describe muy bien cómo sería la vida siendo hormiga, o gato, o perro....pero es que no me apetece. Me queda la sensación de las cosas negativas del libro por lo que no la recomendaría. Y sí, tengo bastante sentido del humor pero quizás esta no es mi novela.

    Coloqué el libro en la estantería donde estaba y volví a sentarme sobre la cama. Visto lo visto, no tendría que haberme levantado.

P.S: ¿Creerá mi vecino de al lado en el Budismo?
P.S2: Huelga decir que respeto enormemente cualquier religión, sea cual sea ésta y provenga de donde provenga.


martes, 30 de octubre de 2012

"Visa para un beso", de Andrés Suárez

    Una copa de vino blanco, por favor. Mirando directamente a los ojos. Como acostumbro. Como siempre ha sido. Huelo a tabaco. Allí a lo lejos, o tan cerca, la barra de bar. Contigo.... y después con el ron-cola, lo que siempre y al final, tomo. ¿No es muy de izquierdas? me decías. ¡Claro! Y ese nervio por el cuerpo.

    ¿Recuerdas todo eso? Esas noches de alcohol que ni tú entendías y esa falsa seguridad en mi misma. Yo que me creía tanto, y al final mira... si yo sólo quería irme a Buenos Aires para perderme. Por / para cambiar. Qué falso era todo.






P.S: Aquí y ahora.... quiero a mi vecino de al lado. Y que él no sepa tanto...
P.S 2: Busco visa para un beso.

lunes, 22 de octubre de 2012

"MISIÓN OLVIDO", de María Dueñas

    No me preguntes por qué, visitante, pero soy de esa clase de chicas que escribe cartas y a la que nunca le responden. Hojas de papel de libreta (pues nunca me gustaron las cartas en folio, me da miedo tanto vacío, qué le voy a hacer) en las que deposito mis sentimientos más o menos fuertes.

    Y es curioso porque la esperanza nunca me abandona incluso cuando sé que esa carta nunca va a ser contestada. Así que lo que suelo hacer es una copia de ese pedazo de sentimiento para mí. Para que no se me olvide nunca lo que sentía en ese momento concreto (todas están fechadas al detalle) por esa persona.

    El caso es que siempre que vuelvo a encontrarme con esa persona en cuestión: miro al suelo con las manos metidas en mis bolsillos. Y no es por darme un aire de justa melancolía. Qué más quisiera yo. Es que me da vergüenza.

    Me da vergüenza que sepan que he escrito esa carta donde expongo a  la luz lo que siento. Y lo que es peor aún: me da vergüenza que haya significado tan injustamente poco para esa persona que ni siquiera se haya tomado la molestia de escribir unas pocas líneas para mi.

    Y es que pienso que las cartas, cuando pasa el tiempo, son el testimonio vivo de los recuerdos. Se dice tanto entre líneas... tanto que podrían escribirse cartas enteras sólo con todo lo que se dice entre ellas.

    Estos pensamientos vinieron a mi mente justo después de cerrar la novela de María Dueñas: "Misión Olvido".

"Incapaz de recomponer sus propios pedazos, la profesora Blanca Perea acepta a la desesperada lo que anticipa como un tedioso proyecto académico. Su estabilidad personal acaba de desplomarse, su matrimonio ha saltado por los aires. Confusa y devastada, la huida a la insignificante universidad californiana de Santa Cecilia es su única opción. El campus que la acoge resulta, sin embargo, mucho más seductor de lo previsto, agitado en esos días por un movimiento cívico contrario a la destrucción de un paraje legendario a fin de construir en él un enorme centro comercial. Y la labor que la absorbe —la catalogación del legado de su viejo compatriota Andrés Fontana, fallecido décadas atrás— dista enormemente de ser tan insustancial como prometía. A medida que se afana en vertebrar la memoria de aquel hispanista olvidado, junto a ella va ganando cercanía Daniel Carter, un colega americano veterano y atractivo que no ocupa el sitio que debería ocupar. Entre ambos hombres, uno a través de sus testimonios póstumos y otro con su complicidad creciente, Blanca se verá arrastrada hacia un entramado de sentimientos encontrados, intrigas soterradas y puertas sin cerrar. ¿Por qué nadie se preocupó nunca de rescatar lo que Andrés Fontana dejó a su muerte? ¿Por qué, después de treinta años, alguien tiene interés en que todo aquello se destape al fin? ¿Qué tiene que ver la labor inconclusa del viejo hispanista con todo lo que está ocurriendo ahora en Santa Cecilia? ¿Qué le movió a desempolvar la historia no contada de las misiones del Camino Real? Antes de encontrar respuestas, Blanca aún tiene mucho que entender.   Amores cruzados, certezas a medias e intereses silenciados que acabarán por salir a la luz. Viajes de ida y vuelta entre España y Estados Unidos, entre el presente y el pasado de dos lenguas y dos mundos en permanente reencuentro. Entre el hoy y el ayer de aquellos trasterrados que, saltando fronteras y obstáculos, vivieron a caballo entre ambos empujados por la necesidad..."

    No hubiera querido que mi primera reseña negativa fuera de esta novela de María Dueñas, sobre todo porque la primera "El tiempo entre costuras", me sorprendió muy gratamente. Pero en fin, sintiéndolo mucho, así es.

    Es una novela que se lee bien, sencilla, sin complicaciones. Y esto último es justo lo que no quiero ver en una novela. A la protagonista le abandona el marido. Este hecho parece ser que es el único negativo que ha tenido en su vida, porque por lo que cuenta: todo lo sale bien.

    Que necesita irse de España justo cuando comienza el curso en la universidad: pues le salen 3 becas para irse a donde quiera. Que no sabe cómo la van a tratar en California: pues estupendamente bien, cómo no. La invitan a sitios, la llevan de viaje, a cenar. Todo es ideal, vamos.

    Descripciones: 0. No he leído nunca una novela donde se describan tan pocas cosas. Quizás esto hace que no consigas adentrarte en la historia. Los hechos te son ajenos a fuerza de que no te describa bien ni las situaciones, ni los paisajes, ni los momentos.

    Y por último, el argumento en sí no llama la atención. No es un argumento sólido que de una manera fuerte hile el contenido de la novela. Es más bien sutil, por lo que hace que pierda fuerza la historia.

    En cuanto al personaje principal, Blanca Perea (que la pongo de principal porque es el personaje más definido en toda la novela), coincido con Norah Bennett en su blog: http://enelrincondeunacantina.blogspot.com.es/2012/10/mision-olvido.html cuando la describe como un personaje con corazón y cabeza.

    Resumiendo: No la recomiendo. No tiene un argumento lo suficientemente firme como para que la trama se mantenga en pie por sí sola. Ni siquiera me gusta el retrato que hace de la España de los años 30 y 50, ni de California. Da la sensación de que no se ha documentado lo suficiente. 

    Y hablo de cartas, visitante, en esta reseña porque uno de los personajes de la novela, fallecido, parece que se quiera comunicar con los vivos mediante las cartas que escribió a las misiones californianas. Él tuvo suerte y sí le contestaron.

    Pero tampoco me hagas mucho caso. Total, yo sólo soy de esa clase de chicas que escribe cartas y  a la que nunca le responden.

    Y como fue a través de mi pared azul y de sus palabras al otro lado del teléfono como me enteré de la existencia de esta novela....

P.S: ... sé con certeza que mi vecino de al lado es de esa clase de chicos que nunca contestan las cartas que le envían.

 

   


   
   

    

viernes, 12 de octubre de 2012

"Knocking on heaven's door", Bob Dylan

    Como al señor Zimmerman no le han premiado con el Nobel mi homenaje, humilde, desde aquí. O desde allí. En mi memoria, en aquel piso rojo lleno de papeles, envuelta en humo, llamando a las puertas del cielo (mi cielo) con ronca voz y guitarra desafinada llorando a rabiar. Y no podía ser mejor. Para los que me oyeron. Para los que me oirán (leerán, o eso espero). ¿Y todavía se acerca esa gran nube negra? La respuesta, visitante, está, y como no, en el viento.





 P.S: Para mi vecino de al lado, por lo tanto que imaginas...


viernes, 5 de octubre de 2012

"LA SOLEDAD DE LOS NÚMEROS PRIMOS", de Paolo Giordano

    El sonido de un fuerte golpe me despierta de repente. No sé qué hora es. No sé qué día es. Ni siquiera sé qué hago llorando. Me incorporo y descubro de donde ha venido el sonido del golpe: mi ventana azul se ha cerrado por el viento. No puedo levantarme. Algo me obliga a mantenerme sentada sobre la cama. Observo mi habitación, mis cosas y, visitante, no me reconozco. ¿Todos esos objetos me pertenecen? ¿me definen? ¿dicen como soy? Y sé que algún día echaré de menos todo esto. Pero hoy... Hoy no. Hoy odio todo y me odio a mi misma. ¿Cuándo pasará esta triste tormenta? ¿cuándo se irá esta niebla que nubla mi mente? ¿ cuándo me iré de aquí para no volver, ni mirar atrás nunca más? Un sonido procedente de la habitación de mi vecino de al lado me despierta de estas negras ensoñaciones. Consigo levantarme, abrir la ventana y respirar el aire que viene de allí lejos. Del mar que no veo. 

    Un libro reposa sobre el alféizar de la ventana de mi vecino de al lado. Extiendo el brazo y lo cojo. Leo: "La soledad de los números primos".

     «En una clase de primer curso Mattia había estudiado que entre los números primos hay algunos aún más especiales. Los matemáticos los llaman números primos gemelos: son parejas de números primos que están juntos, o mejor dicho, casi juntos, pues entre ellos media siempre un número par que los impide tocarse de verdad. Números como el 11 y el 13, el 17 y el 19, o el 41 y el 43. Mattia pensaba que Alice y él eran así, dos primos gemelos, solos y perdidos, juntos pero no lo bastante para tocarse de verdad.» 

    Y yo que nunca he sido de números, me siento atrapada por este caos matemáticos (caos para mi, claro). Y suscita en mi mente una pregunta: ¿ te sientes solo y como consecuencia los demás se alejan de ti o como los demás se alejan de ti te sientes solo? ¿o es por una combinación de ambos factores? 
El libro cuenta la historia de dos jóvenes que quedan marcados para el resto de sus vidas por un suceso traumático que ocurrió durante su infancia. Estos hechos son los que hilan la historia, los que acerca y a la vez separa a sus protagonistas que se encuentran cada uno hundido en un pozo del que es muy difícil salir.

    Es una novela dura donde el autor no realiza "florituras literarias". Es directo hablando de la soledad pura y dura. 

    Mucha gente ha criticado este libro argumentando que el comparar a sus personajes principales con números primos hace que no llegues a empatizar nunca con los jóvenes protagonistas. Y a mi me parece una metáfora fantástica para llegar a la esencia de la soledad. Ya ves tú.

    Hace años una profesora de literatura de mi instituto dijo en clase que, a menudo, las personas que estudiaban ciencias escribían mucho mejor que los  que provenían de humanidades porque tenían más claro lo que querían escribir. Y este libro es un buen ejemplo de que no estaba tan equivocada como yo pensaba (tengo otro buen ejemplo sobre esta "teoría").

    En definitiva, si quieres reír, no leas esta novela.

    Acabo el libro y me encuentro una nota al final del mismo. Una nota de mi vecino de al lado.

"Te recuerdo como eras en el último otoño.
 Eras la boina gris y el corazón en calma. 
 En tus ojos peleaban las llamas del crepúsculo.
 Y las hojas caían en el agua de tu alma.

 Apegada a mis brazos como una enredadera,
 las hojas recogían tu voz lenta y en calma.
 Hoguera de estupor en que mi sed ardía.
 Dulce jacinto azul torcido sobre mi alma.

 Siento viajar tus ojos y es distante el otoño:
 boina gris, voz de pájaro y corazón de casa
 hacia donde emigraban mis profundos anhelos
 y caían mis besos alegres como brasas.

 Cielo desde un navío. Campo desde los cerros.
 Tu recuerdo es de luz, de humo, de estanque en calma!
 Más allá de tus ojos ardían crepúsculos.
 Hojas secas de otoño que giraban en tu alma."

Pablo Neruda

    Suavemente deslizo el libro de nuevo hacia donde lo encontré. Hacia su dueño.

    Respiro tranquila.
    

   

lunes, 24 de septiembre de 2012

"LAS HORAS DISTANTES" de Kate Morton

    Nunca me he tenido por una persona transcendental, aunque sí que es cierto que me gusta pensar, analizar lo que veo, lo que siento pero no desde un plano filosófico. Resumiendo, que pienso que no pienso cosas importantes. Creo que todo lo que enreda mi miente ya ha sido dicho/visto u oído en algún sitio por alguna persona. En el peor de los casos, probablemente no me acuerde que lo haya leído en algún lado. Así que por supuesto, no me creo una persona especial, en cualquier caso más bien diría peculiar.

    Aclarado esto, he de decir que el primer recuerdo que viene a mi mente y que hace que se produzca un punto de inflexión en mi vida entre: veo y me da igual y veo y lo analizo pensando, me transporta a la dulce/odiada edad de 15 años.

    Por aquel entonces estudiaba en un instituto que no estaba en mi pueblo, sino en el de al lado por lo que todas las mañanas a las 07:45 cogía el autobús que me llevaba hasta él. En la ruta que hacía el autocar  había un pequeño tramo que pasaba bordeando la playa. Pues bien, durante una determinada época del año justo cuando el bus atravesaba ese tramo se podía contemplar cómo parecía que el sol emergía de las aguas. Y la verdad es que era fácil pensar en cosas con la imagen de ese paisaje explotando en la ventana de mi autobús.

    Hace poco descubrí una gran novela: "Las horas distantes", de Kate Morton y ésta es su sinopsis:

Una carta perdida durante muchos años llega por correo y Edie Burchill se encuentra viajando a Milderhurst Castle, una mansión inglesa en la que viven las hermanas solteras Blythe y en la que se alojó su madre durante la Segunda Guerra Mundial, cuando era una niña de trece años. Las hermanas Blythe mayores son gemelas y se han pasado gran parte de su vida cuidando de su hermana pequeña, Juniper, que no volvió a ser la misma desde que su prometido la abandonó en 1941. En el interior del ruinoso castillo, Edie comienza a desenmarañar el pasado de su madre. Pero las piedras de Milderhurst esconden otros secretos, y Edie está a punto de descubrir más de lo que esperaba. La verdad de lo que ocurrió en las horas distantes del pasado lleva mucho tiempo a la espera de que alguien la descubra. Morton una vez más cautiva a los lectores con una historia muy atmosférica que cuenta con unos personajes inolvidables acuciados por el amor y las circunstancias y obsesionados por los recuerdo. 

    Para mi, es la mejor novela de Kate Morton. Me encanta como mezcla el misterio, el amor, las relaciones familiares, los sentimientos que representan las 3 entrañables viejecitas del castillo con sus historias pasadas....en una novela redonda en todos los sentidos. Una historia llena de pequeños detalles, como fotografías hechas de palabras que en ningún momento llegan a aburrir.
    Hay quien lo critica porque sigue el mismo esquema que sus anteriores novelas ("La casa de Riverton", "El jardín olvidado"), pero yo pienso que si me gusta ese estilo me da igual que lo repita. Me pasa exactamente lo mismo que con la música: si me gusta un autor por la música que hace no tiene por qué cambiar, sí evolucionar, pero cambiar de registro no lo entiendo.

    Un fragmento que explica qué son las horas distantes: 

[... Cuando éramos pequeñas, solía contarnos historias, relatos del pasado. Decía que cuando andaba distraído por el castillo, a veces las horas pasadas olvidaban ocultarse. Las encontraba jugando en la oscuridad, en los pasillo desiertos. "Piensa en todas las personas que han vivido en estos muros, que han susurrado sus secretos, consumado sus traiciones..." ...]

    De este modo vuelvo a mi paisaje lleno de sol y de mar. Ésas son unas de mis horas distantes. Ese gran sol que me gritaba cosas durante mi recién estrenada adolescencia. Todavía sigo pasando de vez en cuando por ese tramo para recordar quien fui en ese momento.

P.S: Espero que mi vecino de al lado recupere de alguna manera sus horas distantes con esta novela. A los pies de su puerta la dejo...

lunes, 10 de septiembre de 2012

"Living next door to Alice", Smokie

Llega septiembre y sin saber muy bien por qué siempre me viene a la mente esta canción. Pub irlandés, cerveza negra y abrazos infinitos de esos que sólo se dan cuando hay una buena borrachera de por medio, es decir, esos abrazos que se dan de verdad. Será que siempre deseé tener un vecino "living next door", será porque ahora tengo un vecino de al lado... Y es que "...I don't know why she's leavin, or where she's gunna go.."

miércoles, 29 de agosto de 2012

"COMO LOCOS", película de Drake Doremus

    Una de las partes que más me llaman la atención en las casas son las terrazas. No sé por qué desde pequeña siempre pensé que una buena casa se medía dependiendo de lo grande que fuera su terraza. Me daba igual que el piso fuera minúsculo. Pequeño. Que casi no cupieras. Supongo que este pensamiento lo tengo porque me he criado en un lugar con playa y en el que casi los 365 días del año, hay sol. Creo que si viviera en el norte donde suele llover más, me podría ir olvidando de hacer vida en la terraza, que es lo que yo siempre he querido hacer. 

    A parte de mi habitación, el segundo lugar que más me gusta de mi piso azul es, como habrás adivinado visitante, mi terraza. No es que sea enorme, pero me caben una mesa y dos sillas. Y con eso soy feliz. Cada vez que viajo a algún sitio, y me acuerdo de cosas que me han pasado en mi edificio, casi todos los recuerdos están asociados a mi ventana o a mi terraza. Supongo que siempre hay que tener una vía de escape. Supongo.

    El caso es que, ahi estaba yo: en mi terraza. Respirando profundamente el aire que venía de la montaña con una mezcla de salitre cuando escuché un diálogo procedente de la habitación de mi vecino de al lado. En este punto he de decir que la ventana de mi habitación y mi terraza están pegadas la una a la otra, y como las paredes son de papel...En décimas de segundo llegué a mi habitación y me asomé por la ventana. Mi vecino de al lado estaba viendo una película: "Como locos", de Drake Doremus.

    Anna (Felicity Jones), una joven británica que estudia en la universidad de Los Ángeles, se enamora de Jacob (Anton Yelchin), un joven norteamericano, pero ambos se ven obligados a separarse cuando a ella no le renuevan el visado estadounidense para permenecer en los EE.UU. Anna regresa a Londres, y la pareja se ve forzada a mantener una relación a distancia.

    No es nada nuevo hacer una película que trata sobre el amor a distancia, lo realmente difícil es hacer una película que refleje tan sumamente bien y de una forma tan delicada los sentimientos que despiertan este tipo de amores. La manera en que cuando se separan no les queda más remedio a sus protagonistas que seguir con sus vidas, con sus sueños, con sus aspiraciones...pero juntos, constituyendo esto a veces un problema y en otras ocasiones la solución. Y todo por una pequeña "locura". 

    Así que es una película encantadoramente sensible, sin rallar la cursilería, con un montón de detalles que harán que no te despegues de la pantalla...hasta esa imagen final, para mi, perfecta.  Una película que trata sobre el destino...o no.

P.S: I want you. I need you. I love you. I miss you. Like crazy.

   

viernes, 10 de agosto de 2012

"SIEMPRE TUYO", Daniel Glattauer

    Busqué entre los pliegues de mi bolso las llaves escondidas hasta que, por fin, di con ellas. Haciendo malabarismos con las cosas que llevaba en la mano pude, ayudándome de mi rodilla, abrir la pesada puerta que separaba la calle llena de vida con la paz del interior de mi edificio. En un ataque de responsabilidad extrema recordé que hacía días que no miraba mi buzón. No es que soliera encontrar nada del otro mundo: facturas, publicidad y muestras de esa tienda con nombre francés que me gusta tanto, pero ¡ey! soy yo, siempre me dejo las cosas para el último momento. Bien, como decía, mientras recogía las cartas no puede evitar fijarme en el buzón que se encontraba a la izquierda del mío. En él sobresalía la esquina de un libro. Miré a mi alrededor para asegurarme que no me observaba nadie y saqué el libro: "Siempre tuyo" de Daniel Glattauer. Llevaba pegado un pósit con algo escrito. Sin pensármelo dos veces lo guardé en el bolso, cerré mi buzón y subí rápidamente por las escaleras que me llevarían sana y salva a mi habitación azul. Sin apenas dejar mi bolso en su sitio me tumbé en la cama dispuesta a "echarle un vistazo rápido" al libro, con la intención de devolverlo en seguida, pero... 

    Judith conoce accidentalmente a Hannes en el supermercado. Unos días después, él se presenta en su pequeña y exclusiva tienda de lámparas. Hannes es arquitecto, está en su mejor momento y es el yerno con el que cualquier suegra soñaría. También los amigos de Judith quedan seducidos de inmediato, pero ¿por qué ella no es capaz de dejarse llevar y disfrutar de su nueva situación? 

     Creo recordar que el primer libro con el que sentí angustia fue "Misery", de Stephen King. Y este es, sin lugar a dudas, el segundo. Durante toda la novela acompañaremos a Judith en su recorrido hacia la locura, una locura que nosotros sentiremos al mismo nivel que ella y en el mismo grado. Te planteas si, realmente Hannes es lo que aparenta o por el contrario Judith tiene toda la razón al sentir cómo el arquitecto se obsesiona con ella. 

     La trama está hilada de una manera muy interesante, los personajes, sobre todo Hannes y claro, Judith, con una psicología muy definida, la relación entre la familia y los amigos está muy conseguida...En fin, un libro que produce rabia conforme lo vas leyendo y con un final sorprendente. Totalmente recomendable.

     Cuando me di cuenta, había acabado el libro. Desde mi ventana caía la noche cerrada y yo, con un libro que no era mío. Bajé corriendo las escaleras sin apenas hacer ruido y temiendo que alguien pudiera verme o, quien sabe, que me cruzara con su dueño, mi vecino de al lado. Respiré tranquila cuando lo coloqué de la misma manera en que lo había encontrado con una esquinita asomando por fuera del buzón. 

    Cuando, por fin, entré en mi habitación, encontré tirado en el suelo el pósit que llevaba pegado en la portada y a continuación del título de la novela. En él se podía leer: " ...como siempre ha sido." Al lado, una firma inteligible.

jueves, 2 de agosto de 2012

La chica que recicla corazones

Estoy tecleando tan rápido que apenas puedo sentir el dolor que atormenta mi cabeza. Mientras, pienso que ojalá el viento que mueve los árboles más allá de mi cristal borre esta niebla que se ha instalado en mi mente, que no me deja pensar, no me deja ver, no me deja recordar. Entre tecla y tecla escucho la melodía de piano que, a través de mi pared azul, atraviesa su pared, la de mi vecino de al lado. Y es ahora cuando esa niebla se disipa y me deja recordar aquella ventana, aquellos sueños...aquella chica con coleta cansada de esperar. P.S.: ¿Se llenarán los bares de nuevas soledades? ¿Serán las mismas soledades, más tristes, más cansadas? ¿Me mirarán esos mismos ojos al final de la barra cantando un viejo Rock n' Roll?

miércoles, 25 de julio de 2012

“BLANCANIEVES DEBE MORIR”, Nele Neuhaus

¿Cuánto tiempo llevaba observando la lluvia caer por mi ventana? ¿5 minutos? ¿media hora? ¿toda una vida, quizás? Dejé mi taza de té, recuerdo de algún viaje en el que perdí más cosas de las que cabía esperar, apoyada en el quicio de aquel marco que me enseñaba -tras el cristal- un mundo pasar. Mientras iba contando las gotas de lluvia observaba de reojo las espirales de humo elevándose hacia el cielo que formaba el cigarrillo que sospechaba sería de mi vecino de al lado. Quizás estuviera pensando qué fue de aquella chica que lo dejó tirado en ese bar o qué diablos fue de él. Qué sé yo. Probablemente no pensara en nada. El caso es que siempre me ha parecido curiosa la perspectiva que te da mirar desde una ventana. Hace años, antes de mudarme a mi querido edificio de papel, vivía en una casa con grandes ventanales. Mi habitación se encontraba en la primera planta y era más pequeña que en la que me encuentro actualmente. Lo único que tenían en común, era una gran ventana por la que a mí me gustaba mirar –lo más probable, es que de ahí naciera mi afición a observar por cualquier hueco de una pared-. Pues bien, como te contaba visitante, siempre me llamó la atención el sentimiento de estar ajeno a cualquier cosa que pasara más allá del cristal que me separaba de la calle. Era yo la que miraba desde arriba. Te explico, por aquel entonces, cursaba historia del arte en COU. Un día el profesor nos comentó en qué consistía la llamada “perspectiva caballera” que era observar los objetos como si estuvieras subido a un caballo (de ahí el nombre). Y cada vez que me asomaba por un ventanal, sentía que estaba montada a un caballo desde el cuál veía a la gente, abajo, pasar.


Te preguntarás, visitante, por qué te cuento todo esto. Sigue leyendo.


En esas estaba yo, cuando escuché que mi vecino de al lado cerraba la ventana. Como un impulso que no sé muy bien de donde venía, abrí la mía y me asomé tratando de conocer por fin a la persona que orientaba mis lecturas, mis noches de películas, mis canciones, mis pensamientos…todo. Pero fue en vano porque a continuación oí el cerrojo con el que cerraba la puerta. Mientras la lluvia resbalaba por mi rostro contrariado, pude fijarme en un detalle. Sobre su escritorio había un libro: “Blancanieves debe morir”. Cuando quise darme cuenta mis pies me llevaban rápidamente a la librería que hace esquina cerca de mi edificio azul. Quién sabe si me crucé con mi vecino de al lado…


Nunca el título de un libro me había llamado tanto la atención. Y aviso, no es la típica novela policiaca: un sombrío día de noviembre unos obreros encuentran un esqueleto humano en un antiguo aeródromo del Ejército norteamericano en un pueblo cerca de Frankfurt. Poco después alguien empuja a una mujer desde un puente. La investigación lleva a los comisarios Pia Kirchhoff y Oliver von Bodenstein al pasado: hace muchos años, en la pequeña localidad de Altenhain, desaparecieron dos muchachas sin dejar rastro. Un proceso judicial basado en pruebas circunstanciales hizo que el presunto autor Tobias acabara entre rejas. Ahora este ha vuelto a su pueblo. La desaparición de otra chica desatará una auténtica caza de brujas.


¿Sabes aquello de: ya sabía quién era el asesino nada más empezar la novela? Pues con Blancanieves hemos topado, porque me juego lo que quieras -¿un libro?- a que no lo adivinarías visitante. Porque en “Blancanieves debe morir”, lo más importante no es quién mató a las muchachas, esto sería más bien la excusa con la que Nele nos recrea un pueblo opresivo y decadente de la Alemania profunda donde muchos callan y los que hablan lo hacen sólo a medias. En muchas ocasiones Tobias, eje principal de la historia, cede el protagonismo a un amplio abanico de personajes, que atraerán en seguida tanto por su historia como por su sutileza y matices.


¿Y no crees, visitante, que el pedestal sobre el que estaba postrada Blancanieves tenía una cierta “perspectiva caballera”?

lunes, 23 de julio de 2012

Abro la puerta de mi habitación azul y una bocanada de aire me golpea el rostro. Me he dejado la ventana abierta y escucho esta canción proveniente de la habitación de mi vecino de al lado. Descubro que no ha cambiado nada, seguimos corriendo delante de los mismos. Una lágrima desciende por mi rostro, ¿el futuro era esto? Hoy me siento atrapada en azul. Aurora Lejana

viernes, 20 de julio de 2012

"LA DELICADEZA", David Foenkinos

    Aquel día, dejé mis gafas encima del escritorio de madera de pino comprado en unos grandes almacenes, cuando escuché el sonido de un móvil. Supe que no era el mío porque soy de esa clase de personas a las que les gusta pensar que puede ser catalogada a través de la música que lleve como  melodía de móvil. Es simple, no me gusta la llamada “música comercial”. Siempre pensé que esperando en la cola del súper conocería al que sería el hombre de mi vida tras una llamada, un tanto inoportuna por qué no decirlo, de alguna persona con ganas de saber de mi, y que tras esa melodía rebuscada de un grupo que para nada suena en las radios más punteras de este país, el hombre de mi vida y yo nos miraríamos con ese destello en los ojos que indica una sorpresiva  complicidad. Visitante, ya te advertí que era una sentimental. El caso es que, como ya te dije, ese sonido no era el de mi móvil, pues era el típico (tópico) ring ring de toda la vida. ¿Sería mi vecino de al lado, de los que hacen llamarse ahora, retro?¿quizás vintage? ¿o sería de esas personas que no piensan en conocer a la mujer de su vida en la cola del súper y por eso no llevan una melodía “personalizada”?  ¿sería eso demasiado vulgar para él? Ante estos pensamientos me encontraba cuando le escuché hablando con su interlocutor (o interlocutora, nunca lo sabremos, visitante) sobre un libro que acababa de leer llamado “La delicadeza” de un tal David Foenkinos.

Como ya te dije visitante, mi vida que en esos momentos, y también en estos, estaba carente de cualquier clase de emoción decidí ir a la librería más cercana para hacerme con un ejemplar. Y me lo leí. Y sentí.
En “La delicadeza” conoceremos a Nathalie, una mujer felizmente casada con el hombre de sus sueños, François, y que tras un terrible accidente mortal de éste pasará a vivir encerrada entre las cuatro paredes de su casa. Únicamente saldrá para ir a la oficina, de este modo el trabajo se convertirá en su puente de salvación. Allí conocerá a Charles, a Markus, a Chloé…
Pero “La delicadeza” no trata de tristeza. Tampoco de alegría. Trata de dejarse llevar, de la ternura, de sentir que tu vida sigue un camino que tú no esperabas y que, por qué no, puede ser igual de bueno que el que habías trazado en tu mente. De cambios. De los recuerdos, que no hay que olvidarlos jamás. Es una historia contada al revés, la protagonista ya ha encontrado el amor de su vida, y lo pierde, y tras una larga tregua, conocerá a otras personas que la ayudarán de una forma o de otra a volver a reconciliarse con la vida.
Porque ¿qué es más importante que esforzarse en intentar encontrar un poco de amor antes de que la vida haya pasado de largo?
Aurora Lejana